¿Por qué es tan importante la vitamina C en invierno?

Publicado por Sarah Leeman en

El invierno trae consigo temperaturas bajas y, con ellas, un aumento en la incidencia de resfriados y gripes. Durante esta época, fortalecer nuestro sistema inmunológico se convierte en una prioridad, y la vitamina C  juega un papel crucial para lograrlo. Pero, ¿por qué es tan importante esta vitamina, y cómo podemos asegurarnos de consumir la cantidad diaria recomendada?

Vitamina C y sistema inmune

La vitamina C es esencial para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico. Este nutriente protege las células frente a los daños causados por los radicales libres y contribuye a la producción de glóbulos blancos, que son fundamentales para combatir virus y bacterias. Una deficiencia de vitamina C puede debilitar nuestras defensas, haciéndonos más vulnerables a las infecciones comunes en invierno.

Beneficios de la vitamina C en invierno

El papel de la vitamina C en invierno va más allá de prevenir resfriados. Esta vitamina también ayuda a reducir la duración y la gravedad de los síntomas, lo que la convierte en un aliado indispensable en esta temporada. Además, su capacidad para proteger las células y neutralizar los radicales libres contribuye al bienestar general y a mantenernos activos durante los meses más fríos.

Fuentes de vitamina C: alimentos ricos en este nutriente

Para garantizar que obtenemos la cantidad diaria recomendada de vitamina C, es fundamental incluir en nuestra dieta alimentos ricos en esta vitamina. Algunos de los más destacados son:

  • Cítricos: naranjas, mandarinas, limones y pomelos son opciones clásicas y fácilmente accesibles.
  • Frutas tropicales: kiwi, papaya y guayaba tienen niveles de vitamina C incluso más altos que los cítricos.
  • Verduras: el pimiento rojo, el brócoli, la col rizada y las espinacas también son excelentes fuentes.
  • Otras opciones: las fresas, el mango y las acerolas son alternativas deliciosas para variar nuestra dieta.

Incluir estos alimentos en nuestras comidas diarias nos ayudará a mantener nuestro sistema inmune fuerte frente a los retos del invierno.

Consecuencias de la deficiencia de vitamina C

No consumir suficiente vitamina C puede llevar a una deficiencia que puede manifestarse en forma de fatiga, debilidad, encías inflamadas y una mayor susceptibilidad a infecciones. En casos graves, la falta prolongada de vitamina C puede causar escorbuto, una afección caracterizada por anemia, problemas en la piel y dolor en las articulaciones.

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