Se sabe que el envejecimiento es un proceso natural que todos experimentamos antes o después, y en el que nuestra genética y estilo de vida juegan papeles importantes. Estudios clínicos recientes han descubierto que una de las consecuencias, hasta ahora desconocida, de este proceso es la inflamación crónica, leve y progresiva. A este fenómeno se le ha llamado “inflammaging”, una palabra que combina los términos del inglés "inflammation" (inflamación) y "aging" (envejecimiento).
¿Aún no has oído hablar de este término? En esta publicación te contamos todo lo que necesitas saber sobre el “inflammaging” y cómo prevenir y reducir sus efectos.
Qué es el “inflammaging”
El término “inflammaging” hace referencia al proceso inflamatorio crónico y leve que se desarrolla como consecuencia del envejecimiento. Esta inflamación subclínica ocurre día tras día y se va enfatizando con los años, pudiendo afectar al funcionamiento de nuestros órganos.
Estudios clínicos recientes consideran que este fenómeno es la base de la mayoría de las enfermedades relacionadas con la edad, como son las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, Alzheimer, artritis y algunos tipos de cáncer. Además, puede contribuir al proceso de envejecimiento en sí mismo, lo que puede llevar a una mayor fragilidad y discapacidad en la vejez.
El vínculo entre el envejecimiento y la inflamación es bidireccional y complejo. Por un lado, a medida que envejecemos, nuestro sistema inmunológico se vuelve menos eficiente en la identificación y eliminación de células dañadas y agentes infecciosos, lo que se conoce como inmunosenescencia. Esto puede conducir a una respuesta inflamatoria crónica de bajo grado y progresiva. Además, poco a poco se va produciendo un desequilibrio a nivel oxidativo debido a la menor capacidad del organismo para neutralizar los radicales libres, pudiendo llevar a una respuesta inflamatoria. Por otro lado, la propia inflamación crónica puede agravar el envejecimiento, incluso algunos expertos defienden que el envejecimiento se puede considerar como una enfermedad inflamatoria crónica, y uniformemente progresiva.
Además, el estilo de vida también afecta al inflammaging. Una dieta rica en alimentos procesados, azúcares refinados y grasas trans, junto con la falta de ejercicio y altos niveles de estrés, pueden contribuir a un mayor proceso inflamatorio. Asimismo, los cambios hormonales y contaminantes ambientales juegan un papel importante en su establecimiento, afectando al funcionamiento del organismo.
Cómo prevenir el “inflammaging”
Aunque la inflamación es algo natural y que se va enfatizando con el paso del tiempo por el debilitamiento del sistema inmune, podemos tomar medidas para disminuir su impacto en nuestra salud. De lo contrario, a más inflamación un envejecimiento más prematuro, y a más envejecimiento menor respuesta inmunológica para combatir a la inflamación.
Algunas de las claves para ello son:
- Dieta equilibrada y antiinflamatoria. Los alimentos antiinflamatorios y ricos en antioxidantes, como las frutas y verduras, los frutos secos, el pescado azul y el aceite de oliva virgen extra. Evita el alcohol, alimentos procesados y aquellos con azúcares refinados.
- Suplementación. Aquellos que contienen ingredientes activos con acción antioxidante y antiinflamatorio como el ácido alfa lipoico, omega 3, astaxantina, resveratrol, coenzima Q10, zinc, vitamina C. Los probióticos también son importantes, ya que ayudan a mantener el equilibrio de la microbiota y, en consecuencia, el sistema inmunitario.
- Realiza ejercicio físico a diario. La práctica de deportes ayuda a reducir la inflamación y mejorar la función inmunológica.
- Maneja el estrés. El estilo de vida ajetreado que llevamos puede resultar estresante y aumentar la inflamación. Los expertos recomiendan realizar técnicas de relajación, meditar o hacer yoga.